sábado, 23 de agosto de 2014

Magia Ártica

A menudo cuando, tras la realización de alguna expedición, he regresado de las regiones heladas del Gran Norte, muchos son los que me han preguntado cómo es el Ártico y cómo se desenvuelve allí la vida para nosotros. Pues bien, con toda modestia y brevemente, voy a tratar de contarlo…



En el Ártico se sufre y se disfruta… Se viven momentos de máxima excitación y, también, de serena tranquilidad… Se puede sentir el más inquietante aislamiento y, también, la conexión cósmica con todo lo que nos rodea.

El cuerpo y la mente deben de adaptarse para sobrevivir en un ambiente, no apto para la vida humana, donde la monotonía del paisaje, el frío y las pocas o muchas horas de luz solar, delimitan el entorno donde los expedicionarios deben de marcarse su propia disciplina diaria, sus propios protocolos y normas sociales de convivencia y, también, deben de mantener una buena dosificación y descanso, buscando el confort en el escenario menos propicio para ello.

La aventura ártica, siempre intensa y gratificante, permite vivir momentos mágicos que quedarán para siempre en la mente de quienes los experimenten. El asistir a la irrupción del sol rojo del amanecer sobre la blanca superficie de la banquisa… El sentirnos envueltos por un lujurioso manto de estrellas de un cielo nocturno, salpicado de meteoritos y en donde el premio más hermoso, si hay suerte, lo constituye la contemplación de la aurora boreal… La observación del viento barriendo la nieve de superficie o, incluso, el vivir una tempestad ártica en medio de una travesía…

Sin embargo, si hubiera que escoger el momento paisajístico más maravilloso del día, sin lugar a dudas, esa distinción le correspondería al anochecer. Son tantos los colores de los que se tiñe el cielo y las tonalidades que adquieren la nieve y el hielo del suelo, que resulta muy difícil acercarnos a la descripción de tanta belleza natural, con tan sólo la palabra.

Al regreso se siente que, tal vez, el camino tan sólo acaba de comenzar… Por eso siempre se quiere volver.

     Ángel Alonso

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